La burundanga o escopolamina es un alcaloide que posee un uso terapéutico por sus efectos antimuscarínicos y anticolinérgicos que por su efecto más conocido popularmente es la anulación de la voluntad. Se extrae de diversas plantas, principalmente de la familia de las solanáceas como el beleño blanco, el estramonio, la mandrágora, la brugmansia o la escopolia. En concreto, se utiliza para tratar las náuseas y vómitos postoperatorios, los espasmos gastrointestinales, el síndrome del intestino irritable, o la cinetosis (trastorno debido al movimiento). Por otro lado, también sirve de analgésico y para los síntomas del Parkinson. De hecho, la escopolamina se encuentra en la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, se conoce más comúnmente por ser una droga peligrosa que se vincula con la delincuencia. Esto es porque suele utilizarse para aturdir a las víctimas con el fin de cometer robos (94%) y abusos sexuales (6%). Esta sustancia resulta ideal para este fin porque es difícil de detectar: no huele, no tiene sabor y es incolora. Los efectos de esta sustancia son pasividad, sumisión, pérdida de la voluntad, desorientación, y alteraciones en la conciencia, memoria, lenguaje, percepción y conducta de la víctima. La burundanga se usa con fines delictivos principalmente en América del Sur, aunque se han dado casos también en España.

Es muy habitual en estos casos que se utilice la escopolamina mezclada con otras sustancias, como benzodiacepinas, para aumentar los síntomas de sumisión.
Esto se conoce como la “nueva burundanga”. Normalmente la situación típica consiste en que el ladrón convence a la víctima para que le ceda todo su dinero o pertenencias valiosas, y ésta acepta sin oponer ninguna resistencia. Una vez pasados los efectos, la víctima puede tener lagunas de memoria que le impiden recordar los detalles del suceso. La burundanga es extremadamente tóxica y debe emplearse en dosis muy pequeñas. Una sobredosis de esta droga puede producir delirios, convulsiones, parálisis e incluso la muerte.
¿ES FRECUENTE LA INTOXICACIÓN?
En Colombia ocupó el primer lugar en las intoxicaciones atendidas en los servicios clínicos. De hecho, en Bucaramanga el 80% de las intoxicaciones correspondían a la escopolamina o a la “nueva burundanga” (una combinación de escopolamina y depresores del sistema nervioso central). Se administraba sobre todo en bebidas ofrecidas por desconocidos (75% de los casos). Se observaron que la intoxicación delictiva era más frecuente en hombres (79,1%) de entre 20 y 50 años (83,8%). Además, en la mayoría de los casos se detectó un solo tóxico (65%), dos tóxicos (14,42%) y en un 20,47% no se detectó ninguno. Seguramente porque estos últimos pacientes llegaron más tarde a la atención de alguna urgencia y/o a la clínica, siendo imposible detectar la sustancia tóxica. Desarrollaron un cuestionario con el objetivo de conocer la frecuencia de intoxicación por burundanga con fines criminales en Bogotá. Examinaron a 373 hombres y 404 mujeres de entre 18 y 55 años, obteniendo que el 2,06% de ellos afirmaran que en algún momento de su vida habían sufrido una intoxicación con esta sustancia.
Esta intoxicación fue mayor en personas de sexo masculino de estatus económico elevado, y el motivo más común era el robo. En el caso de las mujeres, se daba más frecuentemente el abuso sexual. Además, sólo el 50% de los casos acudió al hospital, y menos del 20% hicieron las denuncias a la policía. Por otro lado, se han dado casos de intoxicaciones accidentales en adultos y niños que han ingerido partes de la planta, o miel de abejas contaminada. En Estados Unidos, el 79% de los casos de intoxicación por escopolamina se debían a causas accidentales.
Tomado de: www.elliberal.com.ar