Por Diany Abreu

Foto: fuente externa: diariofemenino.com.
Históricamente, basándose en la fuerza física, los seres humanos
se han impuesto unos sobre otros. El más fuerte ha sometido al más débil… Así, atendiendo principalmente a este criterio, se distribuyeron, los roles en las sociedades. Por muchos siglos, las mujeres estuvieron relegadas a un nivel sub-humano (No eran consideradas Personas). Fue a partir de la declaración universal de los derechos humanos (1789) cuando se inició tímidamente una reflexión sobre la igualdad de derechos. Y no fue, sino, hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando se promulgan las primeras leyes en defensa de los derechos de las mujeres (derechos que le corresponden por el simple hecho de ser humanas)
Tamaña estulticia…
A los hombres hay que decirles por escrito, y obligarles a reconocer que las mujeres pertenecen a su misma especie… Pero, hay otro punto peor aún. Las mujeres necesitan que se les informe que ellas tienen los mismos derechos que los hombres en la sociedad. Esto es más grave que lo primero. Ellas están convencidas, en su gran mayoría, de que los hombres son más capaces.
Sobre la igualdad social de los hombres y las mujeres se ha escrito y dicho mucho. Lo preponderante es que no se confundan los derechos con los roles. Para evitar confusiones resulta imprescindible clarificar estos dos conceptos. Los derechos son consideraciones que no deben ser violadas por ningún motivo; son atribuciones inherentes a la condición de ser persona, sin discriminación. Los roles son las funciones que cada individuo, en tanto que ente de la sociedad, desempeña; y éstos a su vez, son determinados por conveniencia o son un convencionalismo social. En los momentos actuales, la igualdad de derechos, a menudo se cruza con el desempeño de los roles. Los hombres y las mujeres compiten a ver quien pervierte más, la libertad en libertinaje. Las mujeres, en su legítimo interés de defender sus derechos (que con frecuencia enredan con los roles) han asumido más funciones de las que en realidad es justo que desempeñen. Hace unas décadas, las mujeres solo se dedicaban al cuidado de los hijos, al mantenimiento del hogar y a la realización de trabajos que implicaban poca fuerza física… La mujer es tan, o en muchos casos más, capaz que el hombre. Para mostrar al mundo su potencial intelectual, ha desplazado a un segundo plano las monótonas tareas domésticas. Las mujeres están asumiendo más roles que los saludablemente llevables… Eh ahí el problema… Ahora a parte de mujeres, esposas, amas de casa, madres, son líderes comunitarias, empresarias, etc. Y esto no fuera tan perjudicial, si los hombres no siguieran jugando prácticamente, los mismos roles. Pero, es peor aún, puesto que la mayoría ha alivianado sus responsabilidades, recargándoselas a las mujeres. Y todos estos cambios, se han dado basándonos en una seudo filosofía, denominada: ”Liberación Femenina”.
Pero hay otro factor, que luego de la fuerza física, vino a determinar el dominio de unos sobre otros; el poder económico. Eh aquí otro de los hilos que se entretejen en la compleja maraña de las relaciones sociales (hombre mujer) con respecto a la igualdad de derechos. Los factores determinantes del dominio (fuerza física y poder económico) En muchos casos, están en un mismo sexo. Por esta razón, se hace forzosa la existencia de una conciencia de respeto a los demás. Puesto que, siempre habrán fuertes y débiles, ricos y pobres. La vivencia del principio del respeto, es el único sendero que nos puede llevar a la realización de la igualdad de derechos.
Pese a que las mujeres han asumido más roles de lo sanamente manejables, hay uno en especial que deben tomar como prioritario; se trata de no permitir que los temas que les atañen, sean dilucidados, debatidos y decididos por los hombres. Sobre este particular, existen numerosos ejemplos, tales como: el aborto, las consideraciones laborales en casos de maternidad, los denigrantes porcentajes que legalmente se les asignan para la ocupación de puestos públicos, etc. Porque ¿Quién mejor que la mujer para comprender sus asuntos? Es en esta arista de la pirámide social, en donde la mujer, debe tener un papel protagónico siempre.
Para hacer efectiva cualquier acción en cualquier ámbito humano, se hace imprescindible el uso preciso de los conceptos e ideas del área en cuestión. En tal sentido, resulta oportuno y necesario el esclarecimiento de ciertos conceptos (a menudo empleados ambiguamente). Sugerimos la delimitación conceptual de “Liberación Femenina, rol social, derechos humanos” entre otros subyacentes a la comprensión de los anteriores. Esto para que(a ventaja de una minoría dominante, y por ignorancia de la mayoría) la imprecisión lingüística no facilite el manejo a conveniencia por las élites sociales. Puesto que, la malinterpretación de los vocablos antes mencionados, puede repercutir negativamente, en la conducta entre los sexos, en general. Y como en la mayor parte de los casos, las más afectadas son las mujeres.
Amigas no permitan que su afán de mostrar su potencial al mundo las haga entrar en el laberinto de las engañosas corrientes pos-contemporáneas. Sus capacidades son evidentes… no requieren ser demostradas… No consientan que la presión social, las haga meras piezas del aparato social en el que funcionen como a los grupos de poder más le beneficie. Claro que el hecho de pertenecer a un sexo x, no debe ser el factor determinante para la ocupación de un determinado puesto. Los espacios en la sociedad no son gratuitos: hay que ganárselos con dedicación y empeño.
La autora es licenciada en Educación, mención Filosofía y Letras.